Legado

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viernes, 8 de noviembre de 2013

DOS VECES ES COINCIDENCIA

Magdalena Ruiz Guiñazú recibió la visita de dos inspectores de la AFIP. El organismo recaudador señaló, después de que la periodista hiciera saber de esta visita, que se trató de un procedimiento normal.

Alfredo Leuco, periodista de larga trayectoria en medios gráficos, radios y televisión, fue asaltado ayer por motochorros cuando ingresaba a Radio Continental para hacer su programa diario con Fernando Bravo. Le robaron una mochila con una computadora personal y su pasaporte.

El robo a Leuco ocurre en un tiempo en el que los que todavía no sufrieron la inseguridad son una excepción a la regla.

Ruiz Guiñazú y Leuco formaron parte de un grupo de siete periodistas –Joaquín Morales Solá, Pepe Eliaschev, Nelson Castro, Mariano Obarrio y Luis Majul, completan la nómina– que denunciaron en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ataques y condicionantes a la libertad de expresión en la Argentina.

Morales Solá y Ruiz Guiñazú fueron los voceros en Washington ante la CIDH. La audiencia fue otorgada a pesar de la fuerte presión del gobierno de Cristina Kirchner para que fuera rechazada. De esa acción, según fuentes muy informadas, participaron la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y el canciller Héctor Timerman.

Ayer, Jorge Coscia, secretario de Cultura, dijo en un congreso de historiadores revisionistas que la ley de medios les hace “cerrar la boca a los cipayos que fueron a llorar lágrimas de cocodrilo ” a Washington.

No se sabe lo que habrá opinado Coscia de la actuación de Nilda Garré, actual embajadora argentina ante la OEA, cuando participó como abogada en la valiente denuncia del PJ sobre la violación de derechos humanos en plena dictadura. Lo que es seguro es que el Gobierno está muy molesto con la denuncia de los periodistas ante la Comisión Interamericana.

En 2010, doscientos agentes impositivos irrumpieron en el edificio de los diarios que edita el Grupo Clarín para constatar evasión y trabajo en negro. El operativo fue espectacular y fue una clara represalia a informaciones sobre corrupción en el Gobierno. La repercusión fue tal que el jefe de la AFIP aclaró por escrito que no había sido él quien envió esta expedición para aplicar un “correctivo” a Clarín.

Si no fue Echegaray, ¿quién fue?

Todas las miradas se dirigieron entonces a Néstor Kirchner como responsable político del operativo.

Que le haya caído la AFIP a Ruiz Guiñazú suena más como una represalia que como una acción de rutina, como dice la AFIP.

Sobre el asalto a Leuco también hay sospechas aunque todos querramos creer que haya sido la inseguridad y no la política.

Porque una vez es casualidad, dos veces es coincidencia. No esperemos la tercera vez para lamentarnos.

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