Legado

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jueves, 28 de noviembre de 2013

LAS MUTACIONES CRISTINISTAS por Daniel Muchnik

Es toda una definición. Y una confesión rotunda. La escribió Carlos Corach, ex ministro de Interior de Carlos Menem entre 1995 y 1999 en el diario La Nación del 25 de noviembre pasado: “Muchos se sorprenden de la permanencia del justicialismo en el poder en las últimas décadas. Se debe a su pragmatismo y a su plasticidad ideológica”.
Pragmatismo: me ubico y hago según las circunstancias y conveniencias del momento. Algo así como ‘mañana es otro día, ya veremos’... Plasticidad ideológica: me corro de los antiguos paradigmas y me convierto de la noche a la mañana en todo lo que rechazaba ayer. Sin remordimientos, sin culpa alguna. El paradigma del cinismo político. Que no es patrimonio de algunos argentinos sino una enfermedad en el máximo poder en varios países.
La ideología es lo de menos. Los principios no importan. Los ‘arreglos’ tampoco. La afirmación de Corach le da la espalda a los ya veteranos luchadores que creen que existen principios peronistas, que hay una historia del movimiento, que hubo líderes que opinaban, sostenían y hacían. Quizás por eso el frontal Julio Bárbaro haya afirmado en un reportaje radial: “Yo ya no soy peronista”. Bárbaro, se sabe, es la contracara de la síntesis formulada por Corach.
Este vaivén en la acción, este laberinto de propuestas viene a cuento con los hechos desplegados desde que Cristina Fernández volvió, después de sus problemas de salud, a la Casa Rosada. Reiteró el ‘vamos por todo’ al coro de militantes que la vitoreaba y autorizó el diseño de un nuevo plan de acción de los dos años que le restan en manos de Jorge Capitanich y Axel Kicillof.
Así las cosas, Capitanich vino a dar vuelta algunas prohibiciones imperantes en los 10 años de autoritarismo de los Kirchner. En primer lugar dio importancia al periodismo, generó información, se encuentra diariamente con los colegas y responde las preguntas. Toda una revolución en los modos de un gobierno que margina y castiga la acción periodística que no los favorezca. Pero allí empezó una nueva estrategia. Capitanich invitó a Mauricio Macri, Jefe de la Ciudad de Buenos Aires y a Antonio Bonfatti, gobernador de Santa Fe a un ‘diálogo bilateral’. Macri fue maltratado un montón de veces por la Casa Rosada y a Bonfatti le han dicho de todo desde las filas oficialistas, Un parlamentario de corta inteligencia, dirigente de La Cámpora, habló con hipocresía de un ‘narcosocialismo’, como si el narcotráfico estuviera sólo alojado en ese costado del Litoral, como si no fuera un dilema nacional donde este gobierno tiene sus propios cargos de responsabilidad.
Capitanich prometió además cumplir con otras obligaciones como Jefe de Gabinete. Rendir cuentas ante el Parlamento, por ejemplo. Reunirse con los responsables de las Comisiones, escucharlos. Los Jefes de Gabinete anteriores se habían olvidado de la existencia imprescindible del Congreso. La gran pregunta es si este candidato a la sucesión en el 2015 soportará el ritmo de las cuestiones que se propone, hasta cuándo, bajo qué consignas..
Kicillof, por su parte, con una sonrisa permanente, estilo Mercedes Marcó del Pont, no contestó críticas, presentó a su equipo sin corbata (sin que Juan Carlos De Pablo, el economista que inauguró el estilo hace añares cobre royalties) y dijo que analiza una reforma a fondo del Indec, un cambio que demandaría muchos meses. El hecho sobresaliente es que Kicillof mutó de parecer en escaso tiempo. El fue quien diseñó la estatización de YPF, pero ahora con la colaboración de Carlos Bettini, embajador argentino en Madrid más las gestiones de Miguel Galuccio, a cargo de YPF y con el respaldo decidido de Emilio Lozoya, director general de la Pemex mexicana (accionista de Repsol), Argentina concretó un preacuerdo de reparación millonaria por aquel acto que tanto encrespó a los españoles. Explicación posible: Argentina necesita con urgencia escapar de las malas calificaciones financieras internacionales y poder solicitar préstamos.
¿Todas estas movidas significan un cambio en la estrategia del Cristinismo? La Presidente que evita el stress pero conserva el poder con todo, necesita un respiro ¿ Pero acaso todas las maniobras conocidas y por conocer pueden revertir la gran crisis económica que ya está declarada?
El atraso cambiario, el cepo cambiario, la inflación del 25 por ciento anual, la caída de las exportaciones, el acogotamiento importador, las mentiras del Indec, las injusticias tributarias, las fenomenales contracciones en las economías regionales, las relaciones diplomática nerviosas con gran parte del mundo, la general mala praxis de muchos funcionarios, siguen en pié, están vigentes. Lograr la normalidad demandará tiempo y paciencia. Llegado a este punto problemático la tarea por delante es gigantesca.

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