Legado

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lunes, 3 de junio de 2013

La autoamputación que aman en la Casa Rosada Por PEPE ELIASCHEV

No importa cuántos desaciertos o arbitrariedades cometa el Gobierno, pero en los confundidos ámbitos opositores siempre se las arreglan para ser cada vez menos apetecibles como alternativa a la perpetuación del kirchnerismo en el poder. La Casa Rosada inoculó exitosamente una vacuna ideológica aparentemente irresistible en ese difuso y paradojal mundo conocido como “centro izquierda”. Los efectos han sido devastadores para radicales, socialistas, “margaritos” (¿cómo llamarlos?) y post peronistas de izquierda.

En todos estos ámbitos, que -se suponía- marcharían de manera más o menos concertada a las elecciones legislativas del 27 de octubre, no hay peor estigma que ser etiquetados “de derecha”. Así, el llamado Frente Amplio Progresista (FAP) ha obturado su anunciada amplitud ante la perspectiva de una convergencia con la Unión Cívica Radical (UCR) en la provincia de Buenos Aires. El FAP ha sido desde el comienzo una sigla acuñada con una pizca de picardía marquetinera, porque copia el invento uruguayo, ese Frente Amplio a secas, verdaderamente abarcativo, que se fundó en 1971 y llegó al poder en 1995, un cuarto de siglo después. El FAP argentino se construyó desde y para plazo más cortos y atento a las proverbiales pulsiones argentinas, fue en torno de un “referente”. Si el FA uruguayo produjo de su seno a los presidentes Tabaré Vázquez y José Mujica, el FAP argentino se amasó en torno del prestigio y respetabilidad impecables de Hermes Binner.

CONFLUENCIA

Sucede que tras las elecciones de 2011, las perspectivas de una confluencia verdaderamente amplia que les permitiera a quienes en teoría sumaron casi el 30 por ciento de los votos yendo por separado, se hace cada día más distante. En las elecciones presidenciales de 2011, el FAP logró el 16.81 por ciento, la UCR el 11.84 por ciento, y la Coalición Cívica el 1.82 por ciento. Eso sumaba un 29.77 a escala nacional, pero en la abrumadoramente peronista provincia de Buenos Aires estas tres ramas del progresismo solo amasaron entre todas una melancólica mitad de su propio resultado nacional, apenas el 13.36 por ciento.

El FAP se creó a partir de cuatro pedazos. El Partido Socialista fue su columna más clásica, asociado a tres emprendimientos más recientes: el partido GEN de Margarita Stolbizer, Unidad Popular (peronistas de izquierda y matriz sindical, liderados por Víctor de Gennaro y Claudio Lozano), y Libres del Sur, fundado por militantes de la izquierda armada en los años ’70 y con la fuerte presencia mediática de la diputada e hija de desaparecidos, Victoria Donda, cuya propaganda callejera lleva la ambigua frase “la política que te gusta”. ¿Es ella o es su política la que gusta? Donda es una atractiva abogada de 37 años que nació en la cárcel clandestina de la ESMA, hija de militantes asesinados por la represión.

Ese 13.36 por ciento que sumaron en la provincia de Buenos Aires las deshilachas huestes de la oposición de centro izquierda en 2011 fue un resultado brutal, pero parece haber sido olvidado por sus padrinos. En el FAP, por ejemplo, Stolbizer impulsó la candidatura a diputado nacional de Dante Caputo como manera explícita de dinamitar un acuerdo con la UCR.

Politólogo egresado de la Universidad del Salvador, Caputo fue canciller argentino gracias a Raúl Alfonsín entre 1983 y 1989. Nunca fue radical y desde hace muchos años no se lo escucha ni se lo lee asumiendo su pasado en dicho gobierno. De hecho, en 1995 se metió en el Frepaso, la fuerza neoperonista armada por Chacho Álvarez y José Octavio Bordón. Tras coquetear durante años con el Partido Socialista ahora aparece impulsado por una Stolbizer que se fue en los peores términos de una UCR en la que hizo toda su trayectoria política. En las elecciones a gobernador de 2003, Stolbizer obtuvo para la UCR el 8,97 por ciento, mientras que el ya ex radical Carlos Raimundi, entonces “lilito” y hoy cristinista, recibía el 8,35 por ciento. Quiere decir que esas dos ramas del progresismo cosecharon más el 17.32 por ciento de los votos. Si se le suma el 4.22 por ciento del socialismo, ese año, el espacio recogía el 21.54 por ciento.

Las cifras se repitieron en las elecciones de gobernador, pero ahora con Stolbizer dentro del espacio de Carrió, obteniendo el 16.55 por ciento y la UCR con Ricardo Alfonsín el 5,00 por ciento, para un total idéntico de 21.55 por ciento. El Partido Socialista fue en 2007 con la lista del Frente por la Victoria, de Daniel Scioli. En resumidas cuentas y con números agregados, el progresismo de centro izquierda de la provincia de Buenos Aires sacó el 21,54 por ciento en 2003, el 21,55 en 2007 y el 13.36 en 2011. Con un “ticket” Stolbizer-Caputo por el FAP y la UCR sola, ese último porcentaje no se alteraría demasiado en octubre.

IDEOLOGIAS

Pero el problema de los opositores de centro izquierda no es sólo de los ex radicales, o de quienes creen que asociarse a ese partido es altamente tóxico, como lo postula Caputo, un hombre del que se dice que tiene una alta idea de sí mismo. En la propia UCR hay una fuerte pulsión a tomar distancias de lo que Ricardo Alfonsín denomina “noventistas, liberales y fuerzas pro mercado”. Estos escarnecimientos académicos son un dislate. No sólo porque el Dr. Raúl Alfonsín jamás fue “anti mercado”, como hoy se define -en cambio- el único de sus hijos que se dedicó a la política. Es un estrambótico minué de alergias y prejuicios lo que bailan en este espacio lamentablemente jibarizado.

En el radicalismo, la corriente que se agrupa en torno del hijo del ex presidente quisiera que el partido fuera reconocido como socio pleno de una coalición más “de izquierda”, pero para el hoy atribulado FAP los radicales no son suficientemente progresistas, ya que el tándem De Gennaro/Lozano los veta, y Stolbizer sólo los admitiría si se ponen por debajo de ella. Los socialistas, por su parte, deambulan entre ambas puntas. Binner manifestó (en soledad, hay que decirlo) su repudio al régimen chavista de Venezuela y dijo en 2012 que en ese país simpatizaba con la candidatura democrática opositora de Henrique Carriles. Lozano, en cambio, fue y es chavista de férrea convicción. De hecho, su grupo Unidad Popular se apartó del FAP en la Capital Federal por la convergencia aparentemente ya aprobada de socialistas, radicales y Libres del Sur. Otra vez el tabú: Lozano no puede ver ni en foto a los radicales, aunque tiñan de rojo su boina blanca. Pero sin embargo Binner, un hombre que jamás alza la voz pero tampoco asume nunca posiciones contundentes, lejos de diferenciarse del anti radicalismo virulento de Lozano y de Gennaro, los corteja en la provincia de Buenos Aires.

NEGACIONISMO

En este sentido, desconcierta la versatilidad socialista. En la provincia de Santa Fe gobierna el Frente Progresista desde hace ya más de seis años. Es una alianza explícita entre los dos partidos (UCR y PS), a la que además pertenecen ARI-Coalición Cívica y el Partido Demócrata Progresista. Los socialistas Binner y Antonio Bonfatti fueron elegidos gobernadores en 2007 y 2011, pero en ambos casos con vicegobernadores radicales, Griselda Tessio y Jorge Henn. En la actual Cámara de Diputados de Santa Fe, sobre los 15 diputados del Frente Progresista, siete son de la UCR y tres son socialistas. De los diecinueve senadores de la provincia, once son justicialistas. De los ocho senadores del Frente, siete son radicales y sólo uno es socialista. Por estos hechos contundentes, no es serio hablar de un gobierno “socialista” en Santa Fe. Es un gobierno frentista con un gobernador socialista que sólo está en el poder por la alianza de su partido con el radicalismo.

Tres de los doce ministros (Producción, Trabajo y Obras Publicas) son radicales, la UCR ejerce los gobiernos locales donde se agrupa el 40 por ciento de la población santafesina, contra el 30 por ciento conducido por el PS (básicamente por su hegemonía en Rosario) y un 30 por ciento restante donde gobierna el PJ. En los municipios de más de 10.000 habitantes, la UCR gobierna 22 distritos (incluyendo Santa Fe Capital, Santo Tomé, Reconquista, Avellaneda, San Lorenzo, Villa Constitución, Firmat, Villa Cañás, Totoras, Coronda, Las Rosas, Villa Ocampo, Las Toscas, San Javier, Funes, Capitán Bermúdez), mientras que el PS gobierna Rosario y la ciudad de Pérez (vecina a Rosario). En las comunas de menos de 10.000 habitantes, 120 son gobernadas por la UCR y sólo unas 10 por el PS. En las últimas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias por la intendencia de Rosario en 2011, la socialista Mónica Fein obtuvo 154.000 votos y el radical Jorge Boasso 120.000, la mejor elección de la UCR rosarina en 15 años.

INVERSIÓN

En cambio, en la mayor provincia argentina, Buenos Aires, las cosas son al revés, como si el triunfo “progresista” en la guerra cultural desatada por el kirchnerismo desde 2003 hubiera también logrado que el centro izquierda acepte convivir con el chavismo, pero se espante de ser considerado cercano de los “neoliberales”. Así las cosas, la auto amputación del centroizquierda “progresista” le hace un deleznable favor a los proyectos de mantener e Cristina Kirchner en el poder hasta 2019.

www.pepeeliaschev.com

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