Legado

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lunes, 22 de octubre de 2012

José Nun: "Hay un estilo de gobierno que inspira desconfianza"

La presencia de José Nun no pasó indavertida en el 48º Coloquio de IDEA. Como ex secretario de Cultura de la Nación en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2004-2009), el politólogo y académico fue siempre equilibrado en sus halagos y críticas al kirchnerismo, esquivando la lógica de amigo/enemigo.

Pero sus declaraciones causaron sorpresa y entusiasmo entre los empresarios que asistieron a la reunión anual en Mar del Plata. Nun criticó de frente al populismo por “destruir a las instituciones”, alertó acerca de que la “estructura impositiva genera desigualdad” y apuntó a que “lo del INDEC es una de las razones de la evasión”.

Luego de un discurso intenso, en diálogo con Infobae fue más medido en sus críticas, destacando como positivo el cepo cambiario “como una medida por necesidad, y no ideológica”. Sin embargo, no se mostró conforme con el “uso excesivo del voto mayoritario con el que cuenta el Gobierno en Diputados y Senadores”, y le aconsejó “prestar atención a los reclamos”.

-Una posible reforma constitucional instaló el tema de la re-reelección. ¿Qué opinión le merece de cara a 2013?

Es muy prematuro aún para decirlo. Hay que esperar a las elecciones de 2013 para que la ciudadanía se manifieste. El hecho de que uno saque el 54% de los votos legitima su origen, pero no es un sello que transforma en democrático todo lo que haga después. Muchas cosas serán democráticas, otras cuestionables, otras meritrocráticas. La sociedad tendrá que ir evaluando. Por eso hay renovación parcial de autoridades cada dos años. Reformar la constitución es una cosa seria y tiene que ser manejada con cuidado. Para reformar la Constitución se necesitan dos tercios del total de los miembros del Congreso, no de los presentes. Antes de que se pronuncie la ciudadanía en 2013, no tiene demasiado sentido tratar de forzarlo.

-¿Cree que la sociedad argentina está de acuerdo con la reforma?

La sociedad argentina es una entelequia, es muy heterogénea, pero habría que tener en cuenta cómo se pronuncian los distintos sectores de la sociedad. Me inclino a pensar que no, pero no tengo una certeza.

-Uno de los principales reclamos en los últimos cacerolazos fue contra la re-reelección. ¿Qué análisis realiza de estas protestas?

No aislaría el cacerolazo del paro de la CTA y el paro que está organizando la CGT junto con la CTA. Porque indudablemente hay sectores de la sociedad muy heterogéneos que están protestando por diversas razones. En algunos casos son razones despreciables, porque son sectores que apoyaron a la dictadura militar y están en contra de un gobierno democráticamente electo. Eso coexiste con personas que quieren alternancia política y con otras que reclaman respeto a las instituciones. No creo que se puedan unificar los reclamos, pero una serie de demandas, entre las que excluyo a los partidarios de la dictadura militar, tiene como crítica a un estilo de gobierno demasiado cerrado sobre sí mismo y que hace un uso excesivo del voto mayoritario con el que cuenta en diputados y senadores.

-¿Qué consecuencias puede tener un Gobierno que se enfoca mucho en los votos con los que llegó al poder?

Bueno, el Gobierno definitivamente fue votado por el 54%, eso es absolutamente así. Está muy lejos de ser la primera vez que esto ocurre, (Raúl) Alfonsín fue votado por una mayoría semejante, Chávez ganó las últimas elecciones con el 55 por ciento. Lo que pasa es que la democracia engloba dentro del mismo término dos significados distintos. Uno que se refiere al modo ordenado en el que se eligen las autoridades, pero equivocadamente también se llama democracia a todo un estilo de gobierno, a toda una modalidad.

-¿Cómo llamaría al modo de Gobierno?

Ahí prefiero referirme a buen gobierno, gobierno mediocre o mal gobierno.

-¿Cómo califica a este Gobierno?

Tiene aciertos y errores. Es demasiado reciente como para poder hacer un juicio general que lo defina como malo, bueno o mediocre. Mucha gente está protestando por los aspectos que considera negativos. El Gobierno tiene tiempo de corregirlos, y ojalá preste atención a los reclamos. Para prestar atención a los reclamos, es fundamental que haya tolerancia, y hay que superar algo de lo que es responsable toda la historia argentina, que es el clivaje entre el oficialismo y la oposición. Están los buenos y los malos, y eso recorre toda la historia de la Argentina. Cuando dueños de la verdad se enfrentan con dueños de otra verdad, no hay espacio para el compromiso, no hay espacio para el acuerdo.

-¿Tanto el oficialismo como la oposición son responsables de la contraposición amigo/enemigo?

Exactamente. Y yo no quiero entrar a responder en ese juego. La dicotomía amigo/enemigo es muy nefasta, especialmente para la Argentina. Tocqueville hablaba de los hábitos del corazón. La tolerancia y el espíritu democrático no son un hábito del corazón de los argentinos, porque no lo pudieron formar. Eso se alimenta a lo largo de las décadas. Y es imprescindible terminar con la lógica amigo/enemigo.

-Usted marca al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como un “populismo suave, y al del presidente venezolano Hugo Chávez como un “populismo fuerte”. ¿Hay riesgo de que se vaya a un populismo más fuerte en Argentina?

Ese riesgo siempre existe. También existe la ventaja de que se vaya a un mejor Gobierno. El futuro está indeterminado. Los que atacan al Gobierno tratan de equipararlo al de Chávez, porque saben que despierta mucho rechazo en los sectores de clase media. El de Chávez es un gobierno que responde a las condiciones particulares de Venezuela, y tiene aspectos autoritarios que acá no se han desarrollado.

-¿Y cómo analiza la medida del cepo cambiario?

No, no es que hizo lo que se hizo en Venezuela. La mano liviana que ha tenido el Gobierno con el capitalismo argentino ha permitido una salida de capitales de tal envergadura por desconfianza hacia las mejores medidas que ha tomado a favor de los trabajadores y por desconfianza a la incertidumbre. Y en un momento, las divisas dejaron de alcanzar. No ha sido una medida dictada por la convicción ideológica, sino por la necesidad.

-¿Pero fue buena o mala la medida?

Cuando uno toma la medida obligado, por necesidad, tiene que ver las consecuencias. Y las consecuencias fueron relativamente positivas, porque se frenó el drenaje de divisivas. Y bueno, eso está bien. Uno puede criticar lo que se hizo antes, cuando se tuvo mucha blandura con ciertos sectores capitalistas creyendo que iban a invertir más., y no fue verdad. La extranjerización de la economía argentina ha continuado, y hoy en día, de las 200 empresas más grandes del país, 113 son extranjeras. Y el 50% de las exportaciones argentinas están en mano de empresas extranjeras. Por eso este Gobierno no puede ser atacado por anticapitalista. Lo que pasa es que hay un estilo de Gobierno que inspira desconfianza. Brasil y Chile no tienen una ley tan benigna con el capital extranjero, pero el capital extranjero prefiere ir a esos países.

-El presidente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, dijo en el Coloquio de IDEA que había que aumentar la incidencia del impuesto a las ganancias y bajar el IVA. ¿Está de acuerdo con este concepto, cuando hay un reclamo de subir el mínimo no imponible?

Pero 5.400 pesos tenían un valor hace uno o dos años, y tiene un valor distinto hoy en día. Si gravás con el impuesto a las ganancias a ese ingreso, estás recaudando más porque comprendés más contribuyentes, pero se daña seriamente la situación económica y social de esos trabajadores.

-¿Por qué cree que se atrasó tanto la actualización del mínimo no imponible?

La verdad que no lo sé, no lo entiendo. Creo que tiene que ver con la puja con Moyano, y ahora con Caló también, pero no es demasiado comprensible. Se subordina la economía a la política, por eso es que yo decía que “es la política, estúpido”.

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