Legado

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lunes, 2 de julio de 2012

LA PELICULA PERONISTA -Por Enrique Valiente Noailles

Después de una semana de contrapunto entre Cristina y Moyano, comienza a hacerse evidente que ambos comparten una característica que duele y que se nota en los discursos: están alejándose del apogeo de su poder. Moyano lo muestra en una plaza lejos de ser lo que pretendía y la Presidenta lo muestra en el deterioro de su imagen en las encuestas y el nerviosismo con el que toma todo lo que se le opone. Los monólogos que ambos enarbolaron coinciden también en que son cada vez menos creíbles. El discurso de Moyano hace agua porque es meramente oportunista: salió a la luz cuando su pacto de negocios se terminó. En el otro caso, como dijo con precisión un sindicalista, a Cristina no le coincide el audio con el video. Efectivamente, mientras la película corre por un andarivel, el relato lo hace por otro. No son paralelos, sino cada vez más divergentes. Por eso cada vez es más difícil sostener el dogma. La eficacia del relato, aún para quienes adhieren ideológicamente a él, está entrando en una fase de despresurización. Se mantiene estático y repetitivo frente a una realidad que avanza a toda velocidad y se complejiza. Por caso, tildar todo lo que se cruza de ser un intento desestabilizador, al mejor estilo de la 125, es la evidencia de que se usa un número restringido de categorías para comprender la realidad, y que en alguna hay que encasillar los acontecimientos. Así, las interpretaciones de lo que ocurre ganan cada vez más en artificialidad. Sin contar con que se denuncian males de los cuales se es la causa. Por su lado, Moyano ha venido a ponerle subtítulos a la película. Su fuerza radica en la incorrección política con la que es capaz de decir las cosas, algunas directamente hacia la Presidenta. Pero también él es inverosímil. Hubo un pequeño pero revelador momento en su discurso, en el cual se preguntó a sí mismo, pícaramente, luego de haber citado varias veces a Perón, si alguno creería que él es peronista. La pregunta revela la situación de desdoblamiento de alguien que se mira de afuera mientras está actuando e intentando convencer al resto de que efectivamente lo es. Todo este peronismo declamatorio es caricaturesco. Una cosa es ser peronista y otra utilizar al peronismo como un medio para los propios fines. Y cada uno reclama para sí el verdadero peronismo, como si interpretaran un palimpsesto de la Antigüedad, una verdad revelada. Pero a la larga, Moyano le hizo un favor a Cristina: al reclamar sólo por el impuesto a las ganancias y la universalización de las asignaciones familiares, eclipsó los reclamos ante la inflación, inseguridad y otros temas más candentes. En ese punto, el camionero acalló también el audio frente al video. Sin embargo, la película se está complejizando y será cada vez más difícil ignorarla con subtitulados falsos o doblarla con el sonido de los propios deseos. De hecho, quienes creen escribir el guión y dirigirla se están convirtiendo imperceptiblemente en actores de una trama que cada vez menos gobiernan..

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