Legado

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viernes, 1 de junio de 2012

LAS DELICIAS DEL DISCURSO OFICIAL

Idiota es alguien “tonto, corto de entendimiento, que carece de toda instrucción”, dice el diccionario de la Real Academia. Y también, el que vende sus dólares en el mercado oficial, según Aníbal Fernández. El senador y ex jefe de Gabinete, que declara tener US$ 24.000, se preguntó ayer: “¿Tengo que cambiarlos a 4,49 cuando en el mercado negro están en $ 6?”. Y se respondió: “Los compré legalmente. No me pidan que haga cosas de idiota” (ver Aníbal F. no vende sus dólares a $ 4,49 “cuando en el mercado negro está a $ 6” ). “¿Qué tomaste, vivarachol?”, lo retó la Presidente usando una palabra aún más antigua que el repertorio de Aníbal. Cristina Kirchner declara tener tres millones de dólares. Les saca varios cuerpos a su vice Boudou, a los ministros y hasta al jefe de la AFIP. Pero a todos les cabe lo que Abal Medina, el actual jefe de Gabinete, dijo en el Senado: “Pensar en dólares es una manía obsesiva compulsiva de un sector de los argentinos”. Si es cierto, como cree Aníbal, que “sólo el 11% atesora dólares”, Abal entonces quiere mandar al sicólogo a unos 3 millones, que representan aquel porcentaje de los que tienen más de 18 años y compraron dólares cuando pudieron. Mucho más serio es el ruido que el improvisado cepo cambiario y las incertidumbres que siembra el Gobierno está metiendo en la Construcción, una industria clave en la economía: representa alrededor del 13% del PBI, ocupa a tres millones de trabajadores y alimenta a muchos otros sectores. En abril, los pedidos de permisos para construir en la Ciudad cayeron a la mitad de los que hubo el año pasado. Y si se miden los metros cuadrados, el bajón es aún mayor: del 60% (ver Cae 51% la cantidad de permisos para empezar construcciones en la Ciudad ). En 2011, el presidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner, había pronosticado que “las perspectivas para el 2012 son óptimas” . No contaba con la astucia de Moreno. El ex jefe de Gabinete aconseja vender los dólares en el mercado negro y el actual sostiene que ahorrar en dólares es cosa de maníacos compulsivos. Sólo falta que los dos digan: el que apuesta al dólar pierde.

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