Legado

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jueves, 3 de noviembre de 2011

EL DEBATE DEL ABORTO EN LA CALLE

Manifestantes a favor y en contra del proyecto de ley compartieron el espacio público sobre la Avenida Rivadavia. Si bien no se registraron incidentes, entre los opositores a la iniciativa hubo amenazas y consignas de tinte neonazi.


Mientras comenzaba en el debate en el interior del Congreso, en la calle el aire se viciaba de una violencia disparatada. Con el pasar de las horas, la Avenida Rivadavia, entre Callao y Riobamba, fue convirtiéndose en un ruedo donde, separados por una valla y efectivos de la Policía Federal, los grupos se disparaban con insultos, cánticos y agresiones varias. De esta forma, ayer cientos de militantes a favor y en contra de la legalización del aborto hicieron “escuchar” sus voces.
“¡Somos la patria!”, gritaban desde el lado opositor a la legalización. “¡Nosotros, el pueblo!”, les respondían desde atrás de las rejas. Sobre Riobamba, banderas argentinas y otras con la frase “Dejame vivir”, había mayoría de adolescentes, convocados a través de Facebook, que marchaban con cruces y banderas de organizaciones como Cristo Rey y María Reina.
Del otro lado, las pancartas rezaban “Es mi cuerpo. Vida sí, muerte no”. De vida o muerte se trataba. “Las mujeres mueren por abortar de forma clandestina” o “Los bebés no tienen la culpa”, los argumentos se disparaban sin mediar reparos.
Gala Garnica tiene 18 años y estudia en el colegio FASTA San Vicente de Paul, de Villa Devoto. Para ella, “una Nación que mata a sus hijos no tiene futuro. Ni un perro mata a sus hijos.” Del otro lado de la valla, Inés Castellano, psicóloga decía: “Soy antiabortista, pero eso no quita que esté a favor de la legalización. La finalidad es evitarlo, por eso pido prevención para no abortar y aborto para no morir.”
El momento de mayor tensión se vivió cuando llegó Alex Frey-re, integrante de la primera pareja homosexual en casarse en el país. Sorpresivamente, se ubicó del lado de los opositores y, desde allí, avivaba con aplausos a sus compañeros que estaban del otro lado de la valla. “Salí de mi trabajo para llegar a la marcha y tenía que pasar por este lado”, confesó a Tiempo Argentino. “Les temen a nuestras voces que son pacíficas. Ellos en cambio, propagan la violencia, quieren impedir la educación sexual que puede evitar el aborto. Acabo de escuchar cómo un hombre dijo: ‘Hay que matarlos a todos a estos negros de mierda.’ Violencia es aceptar que las mujeres sigan muriendo por realizar abortos clandestinos”, agregó Freyre.
Un hombre cuarentón que usaba un rosario a manera de cinturón apartaba a la prensa del contacto con los adolescentes que insultaban a los defensores de la legalización. En ese momento, el fotógrafo de Tiempo Argentino fue “patoteado” por un grupo de jóvenes que no querían ser fotografiados y echado a empujones. Uno de ellos se enfureció y, arremangándose, mostró el tatuaje de una cruz esvástica. A su lado, otro saludaba al grupo de enfrente alzando su mano y emulando el saludo nazi. Se presentaban como integrantes de La Passaponti, facción juvenil del partido Alternativa Social, una agrupación que se dice “nacionalista y patriótica” y cuyo líder es Alejandro Biondini.
“Defiendo la vida. Esta ley sería absurda”, dijo Juan Manuel Maradiaga, futuro abogado de 22 años, estudiante de la UCA. “Lo mismo ocurre con la de matrimonio igualitario. Está comprobado que esa unión tiene poca durabilidad y va en contra de la naturaleza del hombre”, afirmó. A esa altura, del otro lado de las rejas, ya se festejaba un avance histórico respecto de uno de los temas más sensibles para la sociedad argentina. <
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