Legado

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viernes, 26 de septiembre de 2014

RELATOS SALVAJES

Relatos Salvajes, de Damián Szifrón, es una de las películas argentinas del año. Se comenta en la calle, en oficinas y uno escucha comentarios de lo más variados, incluso gente que dice que es una película kirchnerista y gente que dice que es antikirchnerista. Yo creo que probablemente no sea ni una ni la otra, que no sea ese un criterio válido para esta película.
Es una película que permite una interpretación política que tiene que ver con la cultura democrática
Sí creo que es una película que permite una interpretación política un poco más profunda, que tiene que ver con la cultura democrática. No quiero contar mucho más de la película de lo que ya está de alguna manera circulando: se trata de seis cortos, todos con una dosis más o menos importante de violencia y en todos los casos esa violencia es fruto de la venganza. Es decir, en las seis historias hay por lo menos una persona que comete un acto violento en respuesta a una acción percibida (bien o mal) como una injusticia, como un agravio. En sólo dos de las seis historias aparece el perdón. En uno de los casos (la historia de "Bombita") no es entre las dos partes en conflicto; pero en el segundo sí, y es justamente la última historia (el casamiento).
La película cierra, efectivamente, con un acto de reconciliación, de perdón. Eso me llevó a pensar en Hannah Arendt, una filósofa política clave del siglo XX. Para Arendt, la política es siempre una cuestión de seres humanos en acción, personas que se juntan para hacer algo: un país, un grupo de reglas, un Estado que logre mejorar condiciones de vida. El problema de la acción humana, sin embargo, es que es siempre indeterminada y potencialmente irreversible: uno sabe cuándo empieza, pero hay algo de las consecuencias que siempre puede escaparse al control y donde es difícil la vuelta atrás. Una de las seis historias va claramente en esta línea: una discusión entre dos automovilistas escala hasta niveles trágicos. Para resolver este problema, dice Arendt, el ser humano inventó el perdón.
El problema es mayor si consideramos que la acción humana, por la propia libertad que poseemos, es impredecible. Nadie sabe qué puede hacer otro ser humano. De hecho, en las seis historias hay algún elemento de esta imprevisibilidad. La respuesta a este problema, que se hace muy patente en la película, es la promesa. Las promesas, dice Arendt, son como "islas de predicción" e "hitos de confianza".
Una sociedad en la que no parece haber una promesa implícita de buen comportamiento entre las personas y en la que el perdón parece imposible
Las seis historias de Relatos Salvajes se pueden interpretar, en esta luz, como historias de una sociedad con una baja cultura democrática. Una sociedad en la que no parece haber una promesa implícita de buen comportamiento entre las personas y en la que el perdón parece imposible. La respuesta, entonces, es la venganza. Entre los comentarios que leí de la película, muchos la tildaban de antikirchnerista porque veían el retrato de una sociedad partida al medio por culpa de la crispación innecesaria, por la división de la sociedad entre buenos y malos. Otros decían, por el contrario, que se trataba de una crítica social cercana al kirchnerismo y algunos dichos de su director Damián Szifrón podrían apoyar esta visión: dijo en respuesta en medio de una polémica que "la violencia social está relacionada con un contexto de desigualdad creciente".
Más allá de la interpretación de corto plazo, pensando a futuro es claro que la violencia y la venganza poco pueden lograr para reducir la desigualdad y crear un país mejor. Dicho de otro modo, una cultura democrática de respeto y confianza mutua, con muchas más promesas entre los ciudadanos y de mucho más perdón entre todos es una condición clave para construir un país mejor..

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