Legado

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lunes, 10 de marzo de 2014

Michelle Bachelet, presidenta del futuro y la ética.ERNESTO SANZ

Hoy no hay más que futuro. Un futuro donde caben todos, donde todos podemos construir una patria mejor.

El pasado es lo que es: pasado.

No lo olvidaremos nunca, pero nuestra mirada está puesta en el mañana.

Un mañana más próspero, más justo, más igualitario, más participativo.

Diré lo que pienso y haré lo que digo. ¡Palabra de mujer!

Fragmentos del discurso de Michelle Bachelet en oportunidad de su asunción como Presidenta de Chile en 2006. Chile nunca fue igual después de ese día, según decía Mario Papi, político del partido Radical Social Demócrata, en ocasión de la primera elección de Michelle: “Chile es ahora un país más normal, Bachelet nos empujará a expresarnos más libremente, a buscar ese genio rebelde tan sano en toda sociedad”.

Michelle Bachelet asumirá un segundo mandato con nuevos desafíos. El pueblo chileno la eligió no sólo por lo que hizo en el pasado reciente -acercar a Chile a la modernidad y la inclusión-, la eligió también porque vio en ella el futuro, con ética y responsabilidad.

argentina futura Michelle Bachelet, presidenta del futuro y la ética.

Seguramente Chile necesita, al igual que muchos de nuestros países, reformas para profundizar su camino al desarrollo con igualdad y oportunidades para todos. Ya ha sabido construir, desde el retorno a la vida de la normalidad institucional, progreso y crecimiento en el marco de una democracia estable, con mejoras sociales y con crecimiento económico sostenido.

Los políticos chilenos son conscientes que los beneficios no han llegado en forma suficiente a todos de la misma manera. Los indudables avances en la inserción de Chile en el mundo y su progreso económico no se han traducido en grandes cambios en los niveles de desigualdad. Eso será parte de la tarea que enfrentara Michelle. Lo hemos visto en los estudiantes, en su movilización por una educación gratuita y de calidad, también lo vimos en una clase media que reclama mayor desarrollo y en las regiones que levantan la voz buscando más protagonismo.

Chile ha cambiado y hoy es un país más activo y con mayor conciencia de sus derechos. Es un país cuyos ciudadanos han desarrollado baja tolerancia a los abusos de poder y a que sus necesidades no sean tomadas en cuenta. Michelle tuvo que ver con la evolución de esa conciencia y llega para que cobre nuevo impulso.

Seguí con atención las propuestas que hizo durante su campaña política a esa ciudadanía informada y comprometida con el desarrollo. Tuvo la capacidad de leer de manera acertada lo que estaba sucediendo en la sociedad. Vio que el país había cambiado y que ella había sido parte de ese cambio que hoy requiere cristalizar: la demanda por un nuevo contrato, por una reforma impositiva y una reforma educativa, una agenda cercana del movimiento estudiantil.

Es bueno decirlo: encontrará a un Chile lejano de impulsos populistas, con instituciones fuertes, mejor legislación, prácticas democráticas profundizadas y una economía sólida que presenta mejores perspectivas en términos de que los beneficios sean todavía más amplios y con oportunidades más plurales.

Su mayor desafío es reducir la desigualdad. De ahí su obsesión identitaria, su interés en proponer soluciones creíbles que tengan en cuenta las ventajas de terminar con escollos y privilegios que limiten la libre movilidad social.

En lo que hace a su relación con el mundo, Michelle eligió para comandar la diplomacia a una persona equilibrada y con una gran experiencia como es Heraldo Muñoz, conocedor de la relación con Argentina y buen amigo de nuestro país.

Quizá a fuerza de cercanía y convicción, la relación con Chile está preservada pero no explotada en su total dimensión.

En ese sentido Argentina y Chile deberían coordinar más profundamente los aspectos sustanciales de nuestra política exterior y aprovechar la experiencia y prestigio diplomático multilateral de la presidenta Bachelet y de su futuro canciller para llevar adelante posiciones e iniciativas conjuntas en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, teniendo en cuenta que ambos países son los miembros que representan a América Latina en ese importante órgano durante el presente año.

Por otra parte, y desde nuestra mirada más amplia, la recientemente formada Alianza para el Pacífico que incluye a Chile como impulsor y pieza clave, no es un competidor para el Mercosur sino un complemento. Chile también es parte del Mercosur y quizá bisagra con nuestro país para formas asociativas modernas.

Esta visión seguramente común allende los Andes justifica la razón de la iniciativa en valores compartidos de los países fundadores en torno a la libertad.

Encontrará en la UCR a un renovado vector político que colaborará desde su posición para avanzar hacia formas de relaciones más plenas y provechosas entre ambos países. Lo haremos conforme convicciones comunes: ética, responsabilidad, ambición de desarrollo y comprometidos con lo que más nos importa: un futuro mejor.

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