Legado

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viernes, 17 de mayo de 2013

LA VARITA DE KUNKEL PARA LOS PERIODISTAS

"Todo periodista tiene posición tomada entre dos modelos", dijo el diputado Carlos Kunkel al explicar su concepción de la libertad de expresión: "el liberal dependiente o la causa nacional". Más clarito imposible. Se está con unos o se está con los otros. Eso sostiene este connotado vocero del kirchnerismo en la Argentina de mayo de 2013, después de toda el agua, la sangre y el barro que pasó en la ancha y vasta historia nuestra, uno de los voceros más ortodoxos del pensamiento presidencial. De poco sirvieron treinta años de democracia, incontables llamados a superar las antinomias irreductibles, invocaciones a la democratización de los medios de comunicación para que existan mayor pluralismo y diversidad de voces. No interesa tanto si son veraces o mendaces, si no si están con nosotros o en contra nuestro.

Poco importa si lo que informan aporta a la comprensión de la realidad, ofrece datos y opiniones de interés o refleja las inquietudes de algún sector de la sociedad. Lo que importa es si se alinean con el Gobierno o se colocan "en la vereda de enfrente".

En tiempos del primer peronismo se los llamaba "contreras".

Durante esta semana el Gobierno dejó circular la versión de que era inminente una intervención del Grupo Clarín por parte de la Comisión Nacional de Valores y el secretario de Comercio Guillermo Moreno abundó desde las pantallas de la Televisión Pública (esa que debería reflejar la opinión de oficialistas y opositores; por algo se llama "pública", ¿verdad?) sobre las razones que justificarían dicha medida.

A ningún funcionario o legislador o vocero del oficialismo se le ocurrió aclarar algo tan elemental como que es función de todo gobierno democrático garantizar que los medios y voces críticas puedan seguir expresándose libremente sin interferencias políticas o judiciales que amenacen ese derecho constitucional básico. Le tocó a Kunkel desmentir la intervención a Clarín: "Es un disparate -dijo- ningún periodista nuestro ni ningún dirigente político nuestro habló de eso" Para algunos la libertad de expresión no es un derecho real y un principio superior sino una pantalla o en todo caso una herramienta que se defiende cuando conviene y se desdeña cuando interfiere. "Todos tienen posición tomada, ningún periodista tiene la mente en blanco; no hay periodista que no tenga una posición ideológica", agregó Kunkel en diálogo radial con el periodista Juan Pablo Varsky.

Hasta aquí todo bien, nadie estaría en condiciones de desmentirlo, aunque seguramente podamos encontrar algunos periodistas y políticos que sí actúan como si tuvieran la mente en blanco. Lo curioso de esa aseveración es lo que le siguió: si todos tienen una posición ideológica ¬según el argumento- ésta sólo puede ser "se está con nosotros o en contra nuestro". Y aquí es donde se esconde el facón debajo del poncho: no conciben que no haya dos y sólo dos opciones; unitarios o federales, peronistas o antiperonistas, kirchneristas o antikirchneristas.

Y al señalar al periodismo como uno de esos campos de batalla, le quitan a la sociedad la posibilidad de emanciparse de esas disputas en las que sólo participan los políticos con poder y voz para hacerlo. Se puede hacer buen o mal periodismo y ser "liberal dependiente" o "causa nacional" o tantas otras cosas que mentalidades binarias como la del diputado Kunkel no alcanzan a ver. El problema con esas mentalidades es que al entender la política como una constante batalla del "campo nacional" contra "el campo liberal-dependiente", se cargan todo lo que hay en el medio, que es mucho y tan preciado, sin hacerse cargo de sus consecuencias. Total, las culpas son siempre ajenas.

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