Legado

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lunes, 4 de junio de 2012

De Atenas a Damasco - El silencio de los Estados - DANTE CAPUTO

Ha sido un mayo intenso en la política mundial. La crisis económica europea continúa y la incertidumbre no amaina. La tormenta se extiende. En el radar de las situaciones graves ha entrado España donde, uno tras otro, los grandes bancos están en crisis. NovacaixaGalicia, CatalunyaCaixa y el Banco de Valencia precisan para sobrevivir 30 mil millones de euros. A éstos se agrega Bankia, que requiere 20 mil millones de euros para su salvataje. Todo lo cual suma un monto cercano a una quinta parte del PBI argentino. El gobernador del Banco Central español renunció, lo cual obviamente no resuelve nada. ¿Podrán las autoridades salvar a los bancos a ese costo y seguir aplicando las severas medidas de austeridad a su población? ¿Rescatar a los que causan las crisis y hacer pagar a los que la sufren? Así, el fantasma de Grecia recorre España: “Si la Unión Europea no refuerza el euro por algún mecanismo, ya no tendremos la pregunta de quien sale de la eurozona, sino qué va a pasar con la Unión Europea”, dice Soraya Sáenz, la número dos del gobierno de Mariano Rajoy. Mientras tanto, Grecia se encamina hacia las nuevas elecciones legislativas del 17 de junio. Un frente de izquierda anti ajuste y pro Unión Europea, Syriza, trepa notablemente en las encuestas (30%). Han crecido también los partidos que apoyan el ajuste impulsado por Bruselas y Berlín, los socialistas del Pasok (15%) y, sobre todo, los conservadores de Nueva Democracia (26%). La capacidad de formar un gobierno parece depender de quién obtendrá el premio extra de cincuenta bancas que se otorga a la fuerza más votada. Todo parece dirigirse a un cabeza a cabeza entre Syriza y Nueva Democracia. Con la enorme sensibilidad que naturalmente se desarrolla en los países afectados, las continuas declaraciones de la directora gerenta del FMI, Christine Lagarde, aumentan la irritación y la cólera de las opiniones públicas. El FMI, más allá de la opinión sobre las políticas que promueve, hasta ahora había tenido cierto pudor para proponer explícitamente la injusticia. En cambio, la señora Lagarde parece que decidió romper la costumbre. Sus dichos poco tienen que ver con la economía. A su frase sobre los inconvenientes de que la gente viviera más tiempo y los gastos que esto acarreaba, ahora les ha dicho a los griegos: “Hay que pagar los impuestos, no esperen ninguna simpatía […]. Tengo más simpatía por los chicos pobres de Africa que por los griegos”. Además de provocar, la directora del FMI ignora o tergiversa los números de Grecia ya que la recaudación impositiva representó en promedio durante los últimos cinco años 40% del PBI. En las otras costas del Mediterráneo, Siria vive su infierno sin que los Estados miembros de las organizaciones internacionales logren un acuerdo para la acción. El diario francés Le Monde publicó esta semana, como nota destacada, la posición del gobierno brasileño sobre la situación en Siria. El canciller Antonio Patriota, apoyando las propuestas del mediador de las Naciones Unidas, Koffi Annan, sostuvo que “es imperativo que el gobierno sirio ponga fin a los movimientos de tropa en dirección de las aglomeraciones y cese el uso de artillería pesada contra ellas. Eso permitiría el comienzo de un proceso político abierto, dirigido por los sirios, capaz de estabilizar el país y responder a las legítimas aspiraciones del pueblo sirio”. A la vez expresaba su preocupación por las “fuertes sospechas” de que el gobierno sirio cuente con armas de destrucción masiva. La extensa entrevista contiene respuestas precisas y la evidencia de que la diplomacia de Itamaraty sigue con cuidado, como el gobierno de Dilma Rousseff, la evolución de una de las crisis más dramáticas que vive el mundo. Este no es un tema latinoamericano. Sin embargo, no sólo la voz de uno de nuestros países se hace oír, sino que además es recogida, por su relevancia, en uno de los principales cotidianos del mundo. El camino difícil que propone Patriota es el único, por ahora, que logra la unanimidad de los miembros del Consejo de Seguridad. Habida cuenta de las posiciones de Rusia y de China, es un hecho importante. Es el único acuerdo del cual pueda derivarse un plan práctico para detener la muerte en Siria. La manera en que las posiciones del canciller Patriota son recogidas indica la relevancia de su país y su toma de posición. Si alguien deseara medir la importancia que ha tomado Brasil en el escenario mundial, éste es un buen barómetro. La opinión del Brasil es incorporada por el lector europeo como un dato a tomar en cuenta. Esto no se consigue a través de campañas para promover la imagen de un país con la “ayuda” de las onerosas agencias que se ocupan de posicionar países en la prensa mundial. La opinión de Brasil importa, no sólo por su peso económico, sino por la coherencia y el esfuerzo de una política exterior construida sobre la base del conocimiento y la seriedad de quienes la dirigen. En los países de Sur hubo períodos en los que las crisis económicas y sociales llevaban a concentrar todo el esfuerzo de los gobiernos en eludir las trampas cotidianas. Es difícil pensar en política exterior cuando la interior es agobiante, la economía angustiante y la conflictividad social amenazante para la estabilidad general. Esta fue, entre otras, la historia argentina de casi todo el siglo XX. Pero la última década no fue así. No existieron los obstáculos de las crisis interiores para el desarrollo de una política exterior imaginativa, seria y, a la vez, audaz. Digo esto, lector, porque usted sabe (tantas veces he insistido en este Panorama) que la relación con el mundo no es un dato marginal. En ella se juega el futuro de nuestros países. Cualquiera sea el motivo, lo cierto, objetivo y comprobable en la lectura de los diarios del mundo es que, excepto Brasil, hubo silencio en nuestro Sur, el costoso silencio de los Estados.

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